sábado, 22 de noviembre de 2008

A la sombra de Lilith

Esta mañana he empezado a leer A la sombra de Lilith, un librito de Carmen Posadas y Sophie Courgeon que, como reza el resumen de su contraportada, me invita a "un fascinante viaje a través de la historia de las mujeres y su lucha por la igualdad". Sus páginas parten del relato hebreo de Lilith, primera esposa de Adán, una historia que subyace en la mayor parte de los libros de ficción que tratan, de un modo u otro, el tema de la igualdad de género como Las nieblas de Avalon (libro que recomiendo porque parte de la leyenda del rey Arturo pero va más allá y centra su argumento en la lucha que mantuvo el recién nacido cristianismo por imponerse al "paganismo" y, aún más, la lucha casi prehistórica de las sociedades matriarcales contra el patriarcado que acabaría por imponerse); El ocho y El círculo mágico, ambos de Katherine Neville e, incluso, El Código Da Vinci que, aunque sea una bazofia literaria, no deja de tener su interés.


A la sombra de Lilith es un libro que, cosas de la vida, compré en Madrid allá por el año 2004 pero que, hasta hoy y pese a que el tema me interesa enormemente, no había empezado. Las primeras páginas ya prometen y le dedicaré un post entero nada más terminarlo pero, hoy, me gustaría dejar un pequeño fragmento de Virginia Wolf (Una habitación propia, 1928) que me parece muy inspirador y que, creo, define un bien entendido feminismo.

"Sería una lástima terrible que las mujeres escribieran como los hombres, o vivieran como los hombres, o se parecieran físicamente a los hombres, porque dos sexos son ya pocos, dada la vastedad y variedad del mundo; ¿cómo nos las arreglaremos pues con uno solo?".
Otra cosa es que entendamos que diferencia sea sinónimo de desigualdad.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado

Incluyo en este post un artículo de Arturo Pérez Reverte que me ha encantado.

* * *

Permitidme tutearos, imbéciles.
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas
analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda.
Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética
oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos
autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y
ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No
quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la
madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en
vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o
treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país
de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes
irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la
Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la
capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias
incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables
de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros
jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se
distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los
alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra
arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta
contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace
menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa
2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de
todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser
ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que
durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el
amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en
materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de
la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada
cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos
distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País
Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la
Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de
Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de
gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el
subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso
histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de
afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos
españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no
sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha
fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la
sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje:
el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente
la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia
Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina
la educación de cada generación es la educación de sus padres» , aunque
tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con
un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de
otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania
grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes,
Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la
preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los
próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados
por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la
ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de
autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y
falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus
alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante. Pues la culpa de que ahora
la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación,
confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos.
Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset,
Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio
Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé,
Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque,
Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos
otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me
incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un
imbécil que un malvado.
Pérez Reverte.

La carta



Esta noche al llegar a casa he encontrado en el buzón tu carta. Es una de esas cartas que forman parte ya de la memoria colectiva, una carta escrita sobre una mesa de madera antigua –la que tienes en el salón de tu casa de Zeist– en un papel amarillento lleno de tachones que reorganizan tus pensamientos.
Tengo una caja llena de esas cartas que escribiste para mí pero, a diferencia de las anteriores, ésta me ha llevado un tiempo abrirla. Sabía lo que me iba a encontrar. Después de un rato intentando distraer mi mente en otras cosas me he decidido a romper el sobre con matasellos holandés y me he encontrado con esa letra tuya, de poeta, que tan bien conozco… y el sentimiento de pérdida y fracaso ha vuelto a mí… diez meses después…

martes, 11 de noviembre de 2008

Mis Ciudades


Me siento pro-urbanitas. Y con esto quiero decir que las grandes ciudades me encandilan con mucha facilidad…No todas cumplen con los requisitos para fascinarme, pero en general adoro sus ventajas frente a sus, a veces, grandes inconvenientes.
Me encanta el bullicio de la gente, el sentirme “acompañada” y al mismo tiempo tan anónima. Me encanta un casco viejo lleno de historia en un día de lluvia y adoro una sky-line llena de rascacielos a pleno sol del día. Me encanta tener a mano unos cuantos museos para perderme en sus colecciones temporales o permanentes y adoro poder acercarme a una iglesia o catedral llena de historia para sentarme y reflexionar mientras sus pilares y vidrieras me aportan sosiego. Me encanta zambullirme en la locura de una noche que me ofrece locales cerrados y ruidosos y adoro caminar por un parque lleno de árboles y niños jugando o un paseo marítimo mientras la brisa juega con mi pelo.

En breve comenzaré a postear sobre ciudades, mis ciudades… ¿Te sientes tan urbanitas como yo?

Lunes de imsomnio

Es la 1.30 de la noche y aquí estoy, delante del ordenador... he pasado la mayor parte de la tarde rompiéndome la cabeza con la dichosa contabilidad... nos odiamos mutuamente y a mí, particularmente, me fastidia enormemente porque mi creatividad desaparece entre ceros y unos... Así que aquí estoy, llamado a gritos a alguna de las musas para que venga a apiadarse de mí y me ayude a terminar este diseño...

domingo, 9 de noviembre de 2008

Mañana de domingo...


... y una frase en mi cabeza:


"Siempre tuya, siempre mio, siempre nuestros"